Imagina que un día, al levantarte, todo está parado y no ves a nadie a tu alrededor. Intentas encender la luz, pero no funciona. Te encoges de hombros y sales a la calle. Allí está todo en orden, los coches bien aparcados, los escaparates bien ordenados, pero... no hay gente. los supermercados están abiertos, los bares, las tiendas de moda, pero nadie despacha, nadie te vigila. Te frotas las manos de contento y piensas que, por fin, puedes conseguir todo sin dinero. Por un momento echas de menos a tus amigos, pero sólo por un momento, porque piensas que ahora, con todas las cosas a tu servicio, puedes disfrutar de lo lindo. Entras en una discoteca y no hay nadie, no merece la pena estar allí solo. Empiezas a aburrirte y decides volver a casa a ver la televisión. Te acomodas en el sofá, pulsas el botón de la televisión, pero la pantalla permanece en negro. Desesperado, te levantas, abres la ventana y gritas en espera de respuesta, pero nadie te contesta.
Fly with me...

Las ideas vienen como grandes huracanes
Las palabras son las víboras que me aprietan la garganta hasta asfixiarme en mis pensamientos más profundos para que se me haga un nudo y no poder respirar. Nadando en un río salado salado, siento que me devoran la conciencia y miles de signos aparecen frente a mi... nadie sabe esas respuestas, nadie me las puede decir y la verdad es que yo tampoco. Tengo miedo de todo, no puedo ni sacar un pie del agua porque no confío en el diluvio que vendrá si me atrevo a tan solo nombrarlo. Que afilados son tus dientes hoy.
Un miedo descontrolado
Sentí... que apenas podía respirar, los latidos eran más acelerados, y apenas podía controlar esta sensación. Pasé por allí... El seguía sentado en aquel banco con ese dichoso cigarrillo entre sus labios, observaba lo poco que podía apreciar frente a su mirada...
Me quede allí... quieta y nerviosa, presioné las hojas del poema con mis manos, estaba totalmente fuera de control, quería que por fin se dará cuenta lo mucho que le quiero y que aquí estoy para él.
Comenzaron a salir versos de mi voz, era inevitable, la belleza de su sencillo corazón escondido era visible para mi, tenía que dejarle salir de una vez.
Su mirada, dulces ojos verdes,
cubren la caricia de sus pupilas embrujados en sumisa desconocida atención.
Sin destino, miran al viento que poco brisa la tarde ¡Aún los deliro!
envidia le tengo aquel pensamiento que ocupa su mente...
Aquel que mira sin prestar atención...
aquel que el ame y aquel que odie...
¡Sacrilegio eres en todo tu esplendor!
Daría mi alma por poder contemplarte de cerca
Volando y ahogándome en tus auroras desgarradoras
y sumergirme en tu eterna oscuridad encantadora...
(...)
No pude dirigirme a él y decirle todo lo que al viento le había dicho en susurros... Fue sin duda mi miedo descontrolado, mi descontrol por él, mi descontrol enamorado.
Take every fear
Drop every chance










